El precandidato presidencial propone cambios profundos en el sistema político para poder superar los problemas que vive el país

Por Diego Mendoza

El exparlamentario y exgobernador del Táchira, César Pérez Vivas, anunció el 12 de agosto en el Teatro de la Casa Sindical de San Cristóbal el lanzamiento de su precandidatura a la presidencia de la República, cuyos comicios están pautados para el año 2024.

Pérez Vivas espera ir a un proceso de elección popular de donde surja un candidato único de oposición que pueda representar la alternativa para enfrentar al actual gobernante, Nicolás Maduro, quien estaría aspirando a su tercer mandato continuo.

El político grítense ha emprendido una campaña por las diferentes regiones del país y por el extranjero con la finalidad de exponer sus propuestas de gobierno y recoger los reclamos que tiene la ciudadanía.

Con intención de conocer sus principales planteamientos, Diario La Nación conversó directamente con el precandidato César Pérez Vivas:

—¿Cuáles serían las medidas a tomar de manera inmediata al asumir la presidencia?

C.P.V.: No hay duda que al asumir la Presidencia de la República se impone, desde mi perspectiva, impulsar en paralelo varias líneas de acción: La primera acción debe estar destinada al cambio de modelo político, pasar del Estado autoritario, centralista y militarista, al Estado democrático, federal y con separación de poderes.

En segundo lugar, modificar el modelo de economía socialista, que se ha instaurado en estos años, para abrir acuse a una economía de mercado capaz de generar riqueza.

Esta línea de cambios supone reformas al orden constitucional. Habrá que desarrollar políticas públicas destinadas a ordenar las finanzas públicas, auditar el estado de la deuda pública, de modo que se pueda formular un presupuesto autentico.

Se requerirá un plan de emergencia humanitaria, porque de acuerdo con todas las encuestas, el hambre y la miseria están llegando a niveles nunca vistos en la historia de Venezuela, y para ello será necesario un convenio con los organismos financieros multilaterales.

Por supuesto que también es necesario reducir el tamaño de varios de los ministerios y viceministerios creados sin ningún orden lógico administrativo.

Hay que convertir de nuevo a la Fuerza Armada Nacional en una institución al servicio de la nación para que deje de ser un partido político en armas y garantice la seguridad e integridad del territorio.

Desmontar los aparatos de corrupción y de mafias que se han instalado en la administración pública, de modo que se devuelva al ciudadano la seguridad y confianza en la vida nacional.

—¿Tiene confianza sobre el actual Consejo Nacional Electoral?

C.P.V.: Todos en Venezuela conocemos la total dependencia de la mayoría del Consejo Nacional Electoral (CNE) a los designios de Miraflores y del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). El CNE se ha convertido en un poder totalmente subordinado a los intereses políticos del régimen, de modo que vamos a los procesos electorales totalmente consientes de esa realidad. Sin embargo, consideramos que la organización de los ciudadanos en todos los centros de votación, la presencia de los factores políticos controlando las mesas, reduce de manera importante los efectos fraudulentos que el sistema electoral tiene.

Creemos que la lucha electoral es la única opción que tenemos, la de canalizar la mayoría que Venezuela tiene de ciudadanos deseosos de cambio y ponerla de relieve en el proceso electoral. De modo que cuando vamos al proceso electoral no estamos diciendo que el CNE es un ente imparcial, seguro, porque sabemos muy bien cuáles son los vicios y cuáles los lineamientos que sigue, pero pese a ello, estamos en el deber de concurrir a ese proceso.

—¿Qué considera que lo diferencia del resto de los precandidatos?

C.P.V.: Soy un político democrático, forjado en una de las escuelas democráticas de mayor tradición en Venezuela y América Latina como lo es la Democracia Cristiana. Eso me convierte en un actor con valores y principios confiables; es decir, la ciudadanía puede tener claridad respecto a la forma de entender al hombre, a la sociedad y al Estado que yo poseo. No van a tener en mí a un personaje impredecible, sino que mi actuación pública a lo largo de mi vida y la adhesión a los principios democráticos y a los valores del humanismo cristiano le puede generar a los ciudadanos una seguridad respecto de cuál va a ser el comportamiento.

“Venezuela no puede seguir improvisando con actores políticos que surgen de un día para otro, sin ningún tipo de trayectoria, sin ninguna evaluación de lo que ha sido su comportamiento público y privado porque eso fue lo que nos condujo a terminar de esta manera, en las manos de los personajes de la revolución bolivariana”.

— ¿Qué papel tendría el Táchira dentro de su gobierno?

C.P.V.: En primer lugar, el Táchira es el estado más importante de la frontera occidental de Venezuela, pero además, es obviamente mi base fundamental, es el epicentro de mi formación humana, política y ciudadana. Un gobierno liderado por mí, va a comprender perfectamente la importancia de lo que significa una región como esa. De la importancia que tiene en el contexto de la integración latinoamericana. Yo aspiro poder desarrollar en mi gobierno proyectos que comenzaron durante mi gobierno regional, y que la ceguera, la incompetencia y mezquindad de mi sucesor, paralizaron.

Igualmente habla de dotar al Táchira de vías de comunicación en buen estado, de modo que sea la puerta de entrada y salida hacia Colombia, devolviendo a las poblaciones fronterizas un lugar privilegiado en la vida económica y social del país.

El Táchira nunca dejará de estar en mi mente y en mi corazón porque esta es mi tierra y a ella me debo.

—¿Está dispuesto a formar un gobierno de coalición nacional integrando a figuras del chavismo y el madurismo?

C.P.V.: El próximo gobierno de Venezuela tiene que ser de unidad nacional, conformado por los mejores venezolanos. Allí vamos a convocar a venezolanos distinguidos y honorables, de recta conducta moral, y de elevadas condiciones y capacidades para iniciar el proceso de transformación de la sociedad autoritaria y arruinada que el chavismo–madurismo está dejando.

Integrar a ese gobierno a figuras del chavismo y del madurismo, sería una labor de sumo cuidado, porque lo que tenemos a la vista es una legión de ineptos y de corrompidos que han destruido Venezuela. De modo que no será tarea fácil conseguir allí alguna figura que pueda aportar algo en la transformación del país.

Sin embargo, en los ciudadanos que han apostado al chavismo y al madurismo, seguramente hay muchos que pueden ayudar. Pero en cuanto a la actual cúpula, a los actuales dirigentes, se hace imposible integrar a personajes como Diosdado Cabello, Iris Varela o Jorge Rodríguez para dirigir la República, por la sencilla razón de que ellos son los que la han hundido.

—¿Cuáles son los principales retos que su gobierno tendría que enfrentar en el plano internacional?

C.P.V.: Se trata de reinsertar a Venezuela en el mundo occidental. Es volver a retomar relaciones con países que la política socialista de Chávez y Maduro dejó a un lado para poner el acento en otras latitudes porque le declaró la guerra al mundo libre.

Chávez declaró enemigo a los Estados Unidos con su discurso antimperialista, a los europeos porque hace cinco siglos colonizaron América; ese anacrónico pensamiento que describió con tan magistral precisión Carlos Rangel en su libro Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario, lo puso de manifiesto el llamado Socialismo del Siglo XXI.

El gobierno que voy a presidir tendrá relaciones con occidente y con todos los sectores de la humanidad. Pero obviamente tendrá que privilegiar su relación con América Latina, con Estados Unidos y con Europa.

—¿Cómo planea la recuperación del poder adquisitivo y la capacidad de ahorro de los venezolanos, así como la generación de fuentes de empleo?

C.P.V.: Saliendo de la economía socialista que el chavismo–madurismo ha establecido. Esa es la solución para poder lograr la recuperación del poder adquisitivo y para poder generar ahorro en Venezuela.

Y esto sólo es posible a través de un programa que derogue toda la legislación socialista en materia económica. Se debe acabar con la intervención del Estado en la gestión de la economía, y para ello es fundamental dejar a un lado las políticas mediante la cual el Estado es dueño de los medios de producción.

Se necesita devolver la confianza y la seguridad jurídica a los agentes económicos. El Estado debe ser respetuoso de la propiedad privada y sus iniciativas. Debe garantizar la igualdad de oportunidades a los actores económicos para poder desenvolverse en el seno de la economía venezolana.

Sólo con una economía de mercado potente es que se va a poder generar el ingreso necesario con el cual recuperar el salario en el sector público y a la vez que la economía privada vaya impulsando una recuperación de las fuentes de empleo por el nacimiento de empresas.

—¿Cómo será su política petrolera?

C.P.V.: La industria petrolera seguirá siendo una palanca fundamental en la economía nacional a pesar de que el petróleo viene siendo sustituido en algunos países por nuevas fuentes de energía. Nosotros vamos a lanzar una nueva apertura petrolera, convocando a todas las grandes empresas del mundo para que inviertan en el país, pudiendo así recuperar la actividad de este sector, y aprovechar la inmensa potencialidad que el gas ofrece a Venezuela.

Este proyecto será únicamente posible, dándole seguridad a los inversionistas nacionales e internacionales para que sea la empresa privada la que actúe en este campo.

—¿Tiene planeado un plan de privatización de empresas estatales y de eliminación de subsidios?

C.P.V.: Hay que transferir las empresas estatizadas al sector privado mediante un proceso de privatización pública y transparente, y no de manera obscura como lo está haciendo en este momento Nicolás Maduro, amparado en la llamada Ley Antibloqueo.

Bajo nuestro gobierno el proceso de privatización será público, para que el país sepa quiénes son los que están concurriendo a adquirir estas empresas y bajo qué condiciones. De modo que la competencia allí también funcione.

En cuanto a los subsidios, siempre es un tema polémico, pero con el plan de ajuste que viene aplicando Nicolás Maduro ya prácticamente no hay subsidios en Venezuela.

Habrá que examinar qué tipos de auxilios el Estado tendrá que brindar, puesto que siempre hay obligaciones que deben ser atendidas.

No deben existir en la economía venezolana subsidios que la distorsionen. Sin duda la regla será la de reducir sensiblemente estas políticas.

—¿Cómo recuperará la confianza en las instituciones del país?

C.P.V.: La ruta para recuperar la confianza en las instituciones es el cambio en el modelo de Estado. Si tenemos un Estado democrático donde se garanticen los derechos fundamentales de la persona, donde haya libertad de prensa, de empresa, de conciencia y tránsito, con instituciones que funcionen de acuerdo a los principios fundamentales de la democracia, el país y la comunidad internacional automáticamente va a recuperar la confianza en las instituciones.

Publicado por primera vez el 14 de noviembre de 2022 en Diario La Nación del Táchira, Venezuela

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