Por Diego Mendoza

El cinco de febrero de 1855, unos 168 judíos huyeron hacia Curazao, tras ser amenazados de muerte por delincuentes que decían actuar en nombre del pueblo coriano.

No era la primera vez que ocurría un acto de xenofobia en la pequeña localidad, pues según comenta Isidoro Aizenberg, en 1831 fueron repartidos pasquines anónimos con mensajes de odio hacia esa comunidad y atacadas ciertas propiedades.

Pero, 24 años después, las amenazas cobraron mayor fuerza, al punto de llevar a que una parte importante de los ciudadanos de origen judío abordaran un barco con destino a la isla antillana.

Los hebreos habrían empezado a llegar a Coro algunos años después del decreto sobre Libertad de conciencia y de cultos de 1823.

Autores como Mauricio Báez o Blanca de Lima U., sostiene que David Hoheb, quien contribuyó a la causa republicana, habría recibido la nacionalidad colombiana en 1829, y la venezolana (tras la disolución de la república) en 1832, lo que le convertiría en el primer judío en recibir ciudadanía de una república hispanoamericana. 

A este dato, se le puede agregar, según comenta Edgard José, que fue en Coro donde se construye la primera mikve judía del continente, “la primera congregación judía de Sudamérica y se localiza la Sinagoga Hebrea más antigua de la América hispana”, así como el cementerio hebreo más antiguo en tierra firme de América.

Esta población habría jugado un papel importante en la economía coriana. Mauricio Báez comenta que, de acuerdo con Elina Lovera Reyes, para 1835 hay en la localidad un total de “29 inmigrantes judíos, siendo uno médico, otro carpintero, un marinero y 26 comerciantes”.

Por lo tanto, cuando se producen los hechos, la noche del cuatro de febrero de 1855, la principal actividad que desempeñan los judíos, es el manejo de las casas comerciales, cuyas labores esenciales son dos, las ventas al detalle, o comercialización minorista de diversas mercancías, y el otorgamiento de créditos.

Respecto a las causas que originaron el hostigamiento, existen diferentes hipótesis. Por ejemplo, Ángel R. Lombardi, basado en el libro Los Motines Antijudíos de Coro (1973), de José Rafael Fortique, sugiere que la razón habría sido “la rabia de una vecindad empobrecida y perturbada, celosa de la prosperidad comercial de estos”.

Mientras que, autores como Edgard José, Isidoro Aizenberg, Mauricio Báez, y Blanca de Lima U. e Isaac López Osorio, mencionan en sus trabajos una posible responsabilidad por parte de las autoridades locales. Tanto del gobernador, coronel Carlos Navarro, como del jefe de armas, general Juan Crisóstomo Falcón, debido a que en la época hubo denuncias contra ellos.

En los diferentes trabajos de los citados autores, se señala que una vez llegados los expulsados a Curazao, responsabilizan a Navarro y a Falcón de la situación que se suscitó, donde panfletos como el siguiente fueron repartidos en las calles y pegados en las puertas de los negocios de judíos:

Unos advertían que las autoridades corianas no habían prestado la debida atención a las amenazas, ni tampoco la protección necesaria. Otros, iban más allá, señalando directamente de los hechos al general Falcón. Sostenían que las amenazas, disparos al aire y los daños a las propiedades habían sido perpetrados por parte de sus soldados, como respuesta a la negativa de los comerciantes de financiar a su ejército de 300 soldados, narrativa que respalda Emilio Navarro, hijo del gobernador, desde la columnas de El Americano, el 15 de marzo del 1856, tras la destitución de su padre.

El caso escaló cuando el cónsul de Holanda, Reinhart F. van Lansberge, tomó las denuncias en sus manos y empezó a presionar al Ejecutivo nacional para resarcir los daños, y exigir la destitución de las autoridades civiles y militares.

El general Falcón habría expresada que el cónsul lo señalaba como responsable de los hechos a causa de una enemistad que se generó cuando un grupo de sus soldados supuestamente dio de baja durante un enfrentamiento en el istmo de los médanos a su hijo, Henrique van Lansberge, en junio de 1854.

Sobre este hecho nunca hubo claridad. Isaac López Osorio, en el texto usado como referencia para este artículo, cita a Carlos González Batista y a Gabriel Giraldo Jaramillo, quienes sugieren que Henrique pudo estar involucrado en una conspiración contra el gobierno de José Gregorio Monagas. Aunque López tiene sus reservas, pues señala que es extraño que una persona que es conocida por ser periodista, dibujante y promotor de la revista de geografía nacional Venezuela Pintoresca, hiciera parte de semejante empresa.

Sea cual fuese la verdad, la queja del cónsul escaló a tal punto que en febrero de 1856, tres buques de guerra llegaron al puerto de La Guaira para presionar al poder ejecutivo, aunque esta vez con una vieja exigencia, ceder el control de la Isla Las Aves.

No sería sino hasta el segundo semestre de 1858 cuando se cancelaron 100.000 pesos, equivalentes a 200.000 florines, para reparar los daños perpetrados a los judios con nacionalidad holandesa.

En cuanto a la disputa sobre la Isla Las Aves, la misma llegó a instancias internacionales, siendo la Reina Isabel II de España, la asignada por ambos países para resolver la disputa territorial. La decisión fue favorable para Venezuela, reafirmando en 1865 su dominio, como ya había ocurrido con Estados Unidos en 1859.

Llegado a este punto, llama la atención que, como se lee en la Biblioteca de la Fundación Empresas Polar, el siete de julio de 1858, Juan Crisóstomo Falcón es expulsado del país por las tropas rebeldes de Julián Castro, y encuentra refugio hasta el 22 de marzo de 1859 en la isla de Curazao, donde, para entonces, Reinhart F. van Lansberge había sido designado gobernador.

En cuanto a los judíos que huyeron de Venezuela, Aizenberg sostiene que algunos de los que huyeron retornaron entre 1858 y 1859, relato que acompaña Edgard José, quien a su vez agrega que “para reinsertarse a la vida de Coro, se casan y tienen hijos con la población y poco a poco adquieren las maneras y usos de los nativos”.

Pero pese a los inconvenientes, esta pequeña comunidad logró integrarse. David Hoheb, por ejemplo, mencionado en un principio, ocupó los cargos de procurador municipal del cantón, juez segundo de paz de la parroquia capital y alcalde segundo municipal.

Más tarde, algunos descendientes de estos inmigrantes también brindaron importantes aportes, tal es el caso de Elías David Curiel, quien es el autor de la letra del himno del ahora estado Falcón (1905), y el fundador del Colegio de Coro. Y, Polita De Lima, quien fundó en 1890 la organización cultural juvenil Sociedad Alegría, la revista El Chistoso, Médanos y Leyendas, y quien fue la primera mujer coriana en dictar un ciclo de conferencias sobre historia en 1894.

Y, Darío Curiel Sánchez, médico que desde la División de Epidemiología y Estadística Vital del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, ayudó a planificar y liderar la campaña antivariólica de 1949, que llevó a Venezuela a convertirse para 1956 en el primer país de Latinoamérica que erradicó por completo la viruela.

Por último, también se conoce, por anotaciones de Isodor Aizenberg, Mauricio Báez Cabrera y Blanca de Lima U., que varios judíos participaron el 13 de abril de 1856 en la fundación de “Unión Fraternal N° 44” (luego N° 17), la primera logia masónica de Coro, de la cual, por cierto, igualmente, fue miembro fundador el general Juan Crisóstomo Falcón.

Aizenberg revela que en 1858 y en 1900 se intentó nuevamente amedrentar a esta población, sin que ello haya llevado a problemas, pues, sostiene que, para esta última fecha, los judíos estaban tan mezclados en la sociedad que el ataque escrito por el presbítero Dávila González en la Revista Católica pasó desapercibido.

Biografía:

Lombardi A. (2018). Motines anti-judio de Coro (1831 y 1855). Diario Tal Cual. Documento web. Disponible en:

López I. (S/F). Henrique van Lanberge: eslabón en el conflicto antijudío de Coro de 1855. Documento web. Disponible en: 

https://www.cesc.com.ve/hen.pdf

Edgard J. (2024). Coro, raíz del judaísmo en Venezuela. Diario Judío. Documento web. Disponible en: 

Aizenberg I. (1983). La comunidad judía de Coro (1824 – 1900). Documento web. Disponible en: 

https://www.raoulwallenberg.net/wp-content/files_mf/1313672157COROfinal.pdf

Báez M. (2009). Vivencias de los judíos en Coro en el siglo XIX. Revista trimestral de la Asociación Isarelita de Venezuela y el centro de estudios sefardíes de Caracas. Documento web. Disponible en:

https://cesc.com.ve/files/magazine/152.pdf

De Lima B. (S/F). Isaac A. Senior e hijo. Coro, diáspora, comercio y cambio cultural (1884 – 1930). Boletín de la Academia Nacional de La Historia Documento web. Disponible en: 

https://biblat.unam.mx/hevila/BoletindelaAcademiaNacionaldelaHistoriaCaracas/2000/vol82/no330/4.pdf

Biblioteca Fundación Empresas Polar. (S/F). Curiel, Elías David. Documento web. Disponible en:

https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/c/curiel-elias-david

Rodríguez A. (S/F). Falcón, Juan Crisóstomo. Biblioteca Fundación Empresas Polar. Documento web. Disponible en:

https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/f/falcon-juan-crisostomo

De-Sola I. (S/F). De Lima, Polita. Biblioteca Fundación Empresas Polar. Documento web. Disponible en:

https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/d/de-lima-polita

Briceño L. (2020). Darío Curiel Sánchez, héroe de la salud venezolana. Documento web. Disponible en:

https://www.researchgate.net/publication/345944576_Dario_Curiel_Sanchez_heroe_de_la_salud_venezolana

Aular L. (2017). Huella sefardita en la historia falconiana. Diario El Falconiano. Documento web. Disponible en: 

https://luisaularleal.blogspot.com/2018/06/huella-sefardita-en-la-memoria.html

Aular L. (S/F). Visita a la logia masónica de Coro. Documento web. Disponible en: 

https://luisaularleal.blogspot.com/2014/09/hace-158-anos-la-masoneria-llego-falcon.html

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