Conocer las guerras que se desarrollan en el mundo es fundamental para comprender la realidad actual

Por Olivier Roqueplo

Hace unos meses escribimos un libro sobre el inicio de la Tercera Guerra Mundial como un acto histórico (mira Roqueplo y Chacón-Solar: Crónica anunciada de la Tercera Guerra Mundial, 2023). Todavia no está claro si lo que empezó en Palestina en octubre de 2023 hace parte de la misma guerra o no. Sin embargo, las potencias implicadas parecen bastante semejantes y entonces una fusión de los campos de batalla no sería una gran sorpresa.

Mientras que la guerra mundial ya empezó, la paz mundial que nos parecía antes de 2022, nunca existió. Lo vamos a ver con un pequeño viaje alrededor del mundo enfocándonos en todas las guerras activas al día de hoy, enero de 2024. No es posible describir a todas en detalles, sin embargo, mencionar a muchas y ahondar un poco en las más importantes es no sólo posible sino necesario para entender en qué tipo de mundo vivimos, fuera de las limitaciones culturales de la televisión y de las fronteras lingüísticas y sobre todo etnocentristas.

1. Guerras europeas

Todos hemos oído de la Guerra de Ucrania que es la fuente de amenazas mayores para el mundo entero sobre todo desde septiembre de 2022 (mira el libro mencionado). Pero no es la única.

Recordamos la Guerra de Kosovo que empezó oficialmente en 1999 con la invasión “humanitaria” de esta provincia de Serbia por la OTAN y por grupos terroristas de Albania y su supuesta independencia bajo un gobierno étnicamente albanés y terrorista. Esa “independencia” nunca fue reconocida por Serbia (ni por España, ni por Rumania ni por ningún país del BRICS) y la guerra étnica de baja intensidad nunca se acabó hasta hoy, en particular en el Norte de la provincia y en la ciudad de Mitrovitsa. En 2023, los atentados, crímenes contra la población serba y la tensión interétnica están creciendo.

En el Cáucaso, la Guerra de Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán apoyado por Turquía empezó en realidad antes de la caída de la URSS, y la fecha fundamental podría ser 1988. La guerra étnica entre azeríes y armenios se transformó en una guerra internacional con la independencia de las repúblicas soviéticas y nunca recibió otra solución que militar: conquista del Karabaj por tropas armenias y milicias locales en 1992 con el apoyo más o menos activo de las redes armenias de la diáspora (notablemente en Rusia), contraofensivas victoriosas sucesivas azeríes con apoyo turco en los años 2020.

Esos dos casos nos muestran que la definición de una guerra efectiva es a menudo relativa: los combates pueden cambiar de tamaño sin que el estado de guerra se acabe, la guerra puede tener otras formas que la matanza en la batalla.

2. Guerras asiáticas y mediterráneas

La Guerra de Siria empezó en 2011 e incluyó combates entre fuerzas sirias gubernamentales, fuerzas sirias rebeldes, islamistas venidos del extranjero, rebeldes kurdos de Siria oriental, por una parte; y batallas entre Siria con apoyo ruso e iraní contra fuerzas turcas, saudíes, británicas, franceses, estadounidenses, israelíes y otras. Al día de hoy, el gobierno central sirio está ganando la guerra, pero la ocupación turca de Siria del Norte no se acabó, y la presencia de bases militares estadounidenses tampoco.

La Guerra de Libia que empezó también ese terrible año 2011 no tiene fin. Ella empezó como un golpe de estado contra el Guía libio Muamar el Gadafi, se transformó en una guerra entre la región oriental y occidental del país con fuertísima injerencia exterior, notablemente, al día de hoy, de Francia, Gran Bretaña, Italia, Catar, Turquía, Egipto, Rusia y de soldados originarios de los países árabes y africanos vecinos. Es una guerra general que aniquiló el estado construido por Gadafi durante su ambicioso liderazgo (1969-2011).

La interminable Guerra de Palestina empezó en 1946 con la insurrección armada sionista (israelí) contra los palestinos y contra la administración colonial británica. Desde aquel momento la guerra entre, por una parte, los israelíes (el estado israelí, sus colonos armados, y redes de apoyo internacionales) y, por otra, los palestinos independistas (organizaciones políticas armadas como el Hamás y el Hezbollah, pero también casi todos los ciudadanos palestinos, y al final los refugiados y emigrados forzados palestinos quiénes son más de 6 millones) es un frente permanente que solo cambia de intensidad de vez en cuando ya que se trata de una ocupación militar permanente y de una colonización expansionista de territorios palestinos que no pertenecen a Israel (Jerusalén oriental, Cisjordania y Franja de Gaza). Además, aquella guerra caliente incluye una injerencia considerable de potencias orientales (Egipto, Turquía, Catar, Siria, Líbano, Irán, Rusia entre otras) y occidentales (EEUU, la UE, las Coronas británicas, varias diásporas judías del mundo entero, etc.). Los acuerdos de Oslo en 1994 no establecieron ninguna paz y empeoraron la situación. La guerra o, mejor, “la batalla” de Gaza desde el otoño de 2023 es solo un episodio de una guerra que nunca acabó, ni al nivel estatal ni al nivel civil entre los pueblos. La misma guerra está cambiando de tamaño con el ataque de Israel contra Líbano (que no es novedad) y sobre todo la nueva actividad militar del grupo político yemení “hutí” contra las naves israelíes y aliadas en el Mar Rojo.

Hay que decir entonces unas palabras sobre la Guerra de Yemen. En 2015, el Yemen entró en una guerra civil entre el gobierno central y los rebeldes norteños (islamistas y chiíes, y también monarquistas y regionalistas) del antiguo Yemen del Norte que hoy son frecuentemente llamados “hutíes”. Al mismo tiempo, los regionalistas sureños también empezaron su propia rebeldía. La guerra general se transformó en un conflicto internacional con el ataque directo de Arabia Saudí y de EAU contra los hutíes y con el apoyo indirecto de Irán a sus hermanos chiíes. Esa guerra debía acabar en la primavera de 2023 con acuerdos entre saudíes e iraníes a pesar de tensiones persistentes dentro de Yemen. No obstante, la presente “batalla de Gaza” le dio a los hutíes una nueva legitimidad internacional, esta vez como casi único representante del yihad contra Israel y contra los países que apoyan su esfuerzo de guerra (EEUU, los países de la UE, las Coronas británicas). Esas potencias se preparan para atacar a los hutíes en Yemen e Irán podría decidir una contra-intervención en cada momento. Aquí vemos, como en Libia, que es posible cambiar de guerra sin que las causas primitivas de la guerra desaparezcan.

Al otro lado de Asia, podemos hablar de una guerra civil y étnica casi continua en Birmania desde su independencia en 1948 o quizás desde 1942. Las minoridades étnicas de la periferia pelean de un modo casi permanente contra el gobierno central, lo que fue empeorado en 2019 con el inicio de una nueva guerra civil entre el gobierno militar de la región central y el gobierno occidentalista que perdió la capital y ataca al gobierno militar desde las periferias étnicas. Incluso la pandemia de 2020-22 no pudo impedir en nada la continuación de esa guerra general.

La Guerra de Corea (oficialmente 1950-53) no tuvo fin. Oficialmente, los ejércitos de Corea del Norte y de Corea del Sur (con apoyo de EEUU y de Japón) siguen viviendo en estado de guerra, y ambos estados consideran una posible conquista o destrucción completa del enemigo, fuera de combates reales llamados “incidentes militares” que en realidad hacen parte de la guerra, tanto como las amenazas mutuales y las demostraciones de potencia militar.

3. Guerras africanas

Ningún continente tiene tantas guerras como África por esa razón que las guerras africanas tienen mucho que ver con la construcción del estado nacional, con estructuras estatales de origen colonial demasiado artificiales y demasiado alejadas de la historia y geopolítica africana. Las guerras vienen además de la frecuente debilidad estatal frente a varios tipos de crisis interna (elecciones, separatismo, fanatismo religioso).

La Guerra del Tigre (2020-23) es una guerra separatista a dentro de Etiopía, pero implica la participación de Eritrea, el país vecino.

La Guerra de independencia de los tuaregs del Norte de Mali (2011-2023) fue la consecuencia de la Guerra de Libia y el inicio de la crisis interna del estado de Mali.

La Guerra civil de Burkina Faso es una guerra entre el gobierno y una insurrección yihadista norteña bajo el liderazgo del grupo Ansarul Islam vinculada con la rebeldía del grupo étnico peul (o fulbe). Ella inició verdaderamente en 2022 con la transformación del tamaño de la rebeldía y eso es el origen del cambio de gobierno en el país.

La Guerra de Sudán que vemos hoy en día (2023) dentro del Sudán (del Norte) es una guerra civil basada sobre una rivalidad entre la región del Darfur y la capital del país, con injerencia saudí, turca, etiope y occidental.

La Guerra de Boko Haram (2009-23): a pesar de su nivel infraestatal, la secta islamista Boko Haram practica una verdadera guerra en el Norte de Nigeria y en los países vecinos para extender su ideología. Ella pretende establecer un estado islamista en África occidental con apoyo del famoso Estado islámico y pelea contra el estado nigeriano por todos modos: ofensivas militares, terrorismo. Su actividad es permanente.  

La Guerra del Kivu, en la parte oriental de la República Democrática del Congo, empezó en 1994 como consecuencia de la Guerra civil de Ruanda. Las mismas etnias que pelearon en Ruanda siguieron peleando contra el estado central congolés en una guerra separatista que se volvió permanente bajo varias banderas, hoy en día la del “M23”. Esta guerra implica la participación más o menos abierta de tropas venidas de Ruanda y de Uganda.

La Guerra de Somalia empezó en 1991 como consecuencia de la caída del presidente. Es una guerra entre grupos político-tribales en el contexto de fallecimiento total del estado central.

Estas guerras son las principales, no obstante, se puede llamar guerras a otros conflictos con insurrección independentista cual sea su tamaño.

4. Guerras americanas

En nuestras Américas, muchos piensan que vivimos en paz. Es un error. Existen verdaderas guerras, pero en general tienen un rostro un poco diferente de las guerras clásicas de los otros continentes, en particular con la actividad de bandos criminales.

La Guerra de Haití desde 2021 es una guerra de bandos criminales que tomaron de hecho el poder en una gran parte del país en el contexto de fallecimiento del estado central.

En México, pasa lo mismo, pero en un contexto muy diferente. El estado federal queda fuerte pero los bandos de narcotraficantes supieron establecer desde 2006 verdaderas “autoridades negras” locales rivales del estado, poseen dinero, armas y redes sociopolíticas considerables que los transforma en ejércitos criminales y poderes locales. ¿Es México un país en guerra? La existencia de ejércitos criminales capaces de pelear contra el ejército federal es un criterio para hablar de guerra y no solo de conflicto o de inseguridad.

Conclusiones

La cantidad de guerras en el mundo es enorme. No se trata solo de guerras entre estados sino de guerras civiles, interétnicas, separatistas, político-religiosas o criminales. Un tipo que no pudimos explicar en detalles aquí son las guerras “humanitarias” neocolonialistas que no vemos en 2023 pero que se han repetido casi sin fin durante los últimos 30 años y que fueron el origen visible de las guerras de Serbia, de Libia y de Siria. Muchas guerras continúan por recibir la influencia de países extranjeros que actúan más o menos secretamente. Las guerras de Libia, Siria, Ucrania, Birmania, Serbia son ejemplos obvios, pero casi todas las guerras podrían entrar en esta categoría.

Por fin, la guerra es una dinámica. En este inicio del año 2024, vemos el inicio de nuevas guerras que todavía no reciben este nombre: la probable guerra del Esequibo entre Venezuela y Guyana con sus aliados (Gran Bretaña y otros), las fuertes tensiones entre los hutíes de Yemen, Israel y los países occidentales en el Mar Rojo que apoyan al último, y muchos otros conflictos vinculados a la Guerra de Ucrania (Moldavia, Cáucaso) o de Siria. Ni el mundo ni ningún continente nunca vivieron totalmente en paz en la historia. La guerra, a pesar de su horrible proceso de destrucción, hace parte del desarrollo político natural y cultural de casi todas las sociedades y de todos los estados, y de sus transformaciones. Es el momento clave de afirmación de cualquier sociedad, es la actividad de fundación y de refundación. Sin guerra, sin héroes, sin violencia, sin momentos de coraje y de sufrimiento en común, no hay Nación, no hay pueblo, no hay memoria común. La guerra es universalmente el trágico motor de la historia en todos los asuntos.

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