Podríamos pensar que las ciudades digitales son conceptos reservados a países desarrollados o a ciudades con grandes presupuestos, pero esto está muy lejos de la realidad

Por Jorge Chacón Solar

Se le llama ciudades inteligentes (o Smart Cities, por su nombre en inglés) a las ciudades que aplican tecnologías de información y comunicación en todos los ámbitos administrativos y espacios geográficos. Es una ciudad que funciona como un sistema complejo que integra funcionalidades y que logra interactuar con los ciudadanos. Algunos ejemplos de estos ámbitos de interacción son:

Gobierno Digital y Rendición de Cuentas. Los trámites burocráticos y administrativos en las ciudades suelen ser muy ineficientes. Los pagos de impuestos, multas, obtención de licencias y certificación, suelen ser experiencias muy desagradables para los contribuyentes. Las ciudades inteligentes permiten digitalizar todos estos trámites y reducir al mínimo los procedimientos y las esperas.

Smart Grids y Distribución eléctrica. En Italia los dueños de las casas que tienen paneles solares pueden vender a la red eléctrica municipal el excedente de la electricidad que generan. Es un negocio para el que vende y para la alcaldía, que compra.

Electrificación de la vialidad. Las ciudades inteligentes generan su propia electricidad para alumbrar las calles, encender semáforos y postes, conectar cámaras de vigilancia y los dispositivos de riego del césped. Usualmente son paneles solares instalados en lo alto de los postes de luz o en los parques. 

Gestión inteligente de residuos. Los residuos son un problema de salubridad en muchas ciudades, incluso algunas tan cosmopolitas como Nueva York o París. Las ciudades inteligentes logran clasificar y recoger con mayor rapidez los residuos generados por los ciudadanos. Esto es de especial importancia para edificios que generan una enorme cantidad de desperdicios: estadios, hospitales, restaurantes, universidades y escuelas. 

Gestión de tráfico. Los sistemas inteligentes de tráfico pueden modificar autónomamente los tiempos de iluminación de las luces en los semáforos para mejorar la circulación en una ciudad. De igual forma, pueden comunicar en tiempo real a sistemas de navegación como Google Maps cuáles son las vías más congestionadas para que los conductores tomen la mejor ruta.

Seguridad. Posiblemente uno de los factores más importantes para los ciudadanos. Las ciudades inteligentes tienen un sistema integrado de seguridad y vigilancia que permite detectar en tiempo real cuándo ocurre un delito o un accidente y alerta a las autoridades inmediatamente. Se trata de videocámaras, sensores de identificación de vehículos o drones de vigilancia. Estos sistemas de seguridad incluso podrían avisar a los ciclistas y peatones si existe alguna amenaza. 

Plataformas de pago. Las ciudades inteligentes permiten e incentivan el uso de plataformas de pago digitales que aumenten el ahorro en los ciudadanos y disminuyan los costos transaccionales. A través del celular, los ciudadanos pagan el pasaje de autobuses, taxis, impuestos, servicios públicos, multas, entradas a eventos o incluso las facturas en bares y restaurantes. 

Datos e Información. Cualquier solicitud de datos e información entre los ciudadanos se procesa en plataformas de mensajería que responden inmediatamente y autónomamente. Ya no es necesario llamar o ir a una oficina para pedir información, todo se hará mediante medios digitales. 

Los mejores ejemplos de ciudades digitales están en el mundo desarrollado: Zurich, Oslo, Copenhague, Canberra o Laussana; sin embargo, existen iniciativas en Latinoamérica que están impulsando la transformación digital de ciudades como Medellín, Monterrey, Buenos Aires o Santiago de Chile. 

Inicialmente, podríamos pensar que las ciudades digitales son conceptos reservados a países desarrollados o a ciudades con grandes presupuestos, pero esto está muy lejos de la realidad. Cualquier ciudad o pueblo en cualquier lugar del mundo puede implementar soluciones tecnológicas para convertirse en ciudades inteligentes. La razón es muy simple: la tecnología se desarrolla muy rápidamente y esto permite que los costos bajen radicalmente. 

Para muestra un botón: un poste de luz que se alimenta con energía solar puede costar 200 dólares ya instalado, incluyendo el bombillo LED, el panel solar y el soporte (que se puede hacer en PVC). Una calle usualmente tiene dos postes cada 20 metros (uno a cada lado), así que iluminar un kilómetro de calle requeriría una única inversión de 20.000 dólares. Una cifra muy manejable para una alcaldía, incluso de una ciudad pequeña y pobre. 

La discusión sobre las ciudades inteligentes, barrios inteligentes y urbanizaciones inteligentes debe comenzar a darse. Los cambios serían radicalmente positivos, en poco tiempo, y con poca inversión inicial.

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