Para el ex presidente de Fedecámaras la economía venezolana está todavía muy lejos de una recuperación creíble

Por Diego Mendoza

La economía venezolana inició en 2021 un proceso de lenta recuperación luego de enfrentar una contracción cercana al 80% de su Producto Interno Bruto (PIB) en el periodo comprendido de 2013 a 2020, según datos de Ecoanalítica, lo que ha supuesto un país con un mercado reducido en el cual los empresarios deben adaptarse a nuevas condiciones para intentar seguir ofertando bienes y servicios al consumidor.

Para realizar un análisis de la situación actual por la que atraviesa el sector empresarial venezolano y los retos que tiene por delante, La Nación conversó con Ricardo Cusanno, ex presidente de Fedecámaras.

-¿Cuáles son los principales desafíos que actualmente debe enfrentar el sector empresarial?

R.: Desde el punto de vista técnico, un primer gran obstáculo es un país que no tiene crédito. Entendiendo que el crédito es el principal dinamizador de una idea productiva, de su crecimiento y desarrollo, y a su vez, que, de cara al consumidor, el crédito es una de las formas que tiene cualquier ciudadano en el mundo para hacerse de bienes y servicios.

El segundo; si bien es cierto que hoy en las políticas públicas ha habido flexibilizaciones en algunos entornos, no es menos cierto que el andamiaje legal, es decir, todo el sistema de leyes, sigue desincentivando al sector, siendo más bien un sistema punitivo, convirtiéndose así en el otro gran reto porque promueve la arbitrariedad en el ejercicio de algunos funcionarios públicos, la poca objetividad de la relación entre el funcionario y el empresario, y luego, frente a la búsqueda de inversión, no crea la confianza necesaria para la captación de capitales.

Aunque actualmente hay empresas exitosas -algunas nuevas realidades en los sectores de servicios – el otro verdadero gran obstáculo es que un empresario que está en un entorno que tiene debilidades o crisis multidimensionales de carácter humanitario, con deficiencias en los servicios públicos y de salud, nunca va a ser un empresario exitoso, aunque esté generando ganancias. Por tanto, un agravante importante es que tenemos un país al que todavía le falta mucho por transitar para poder lograr soluciones a sus problemas estructurales.

-¿Hay sectores de la economía que están creciendo?

R.: Por supuesto, pero no existe un crecimiento cónsono entre los distintos sectores de la economía porque algunos permanecen totalmente detenidos, un ejemplo es el de la construcción. Se pueden encontrar construcciones esporádicas en algunos estados, de edificios y casas, pero la realización de grandes construcciones está detenida en un 97 %.

De manera que si hay sectores recuperándose, se debe tener en cuenta que no todos tienen el mismo dinamismo, además, no se sabe cuál es la sustentabilidad de ese crecimiento porque la contracción económica del año 2013, hasta 2019, es consecuencia de unas políticas erradas, a lo que se debe sumar que en 2017 se profundizó la crisis a causa de las sanciones, y que el aislamiento de Venezuela de la comunidad internacional dejó a los empresarios sin acceso a los organismos de financiamiento multilaterales, y a proveedores y clientes naturales que eran por lo general del mundo occidental, circunstancias que en cierta medida se mantienen inalteradas.

Por tanto, es un problema extremadamente complejo que exige soluciones incrementales, paulatinas, que tengan como objetivo final un modelo de desarrollo distinto, con una democracia sólida, con instituciones que no segreguen por diferencias de pensamiento. Es por ende un gran reto, más que para el empresariado, para el empresario en su condición de ciudadano.

-¿Cómo podría afectar a Venezuela una situación de recesión global?

R.: Nosotros tenemos tanto tiempo aislados que los problemas externos a veces nos llegan tarde.

Venezuela en este momento es un caso muy raro. Sin duda estamos interconectados a la economía mundial, pero a raíz del aislamiento que hemos tenido, muchas veces lo que ocurre es que las crisis negativas en el mundo a nosotros nos golpean más tarde que a otros países. Puede ocurrir que al inicio de la recesión mundial nosotros no la notemos, porque hemos construido unas relaciones a lo interno de manera distinta, y a lo externo no son formales. De tal modo, las consecuencias pueden ser un poco más lentas.

-¿La caída en los precios del petróleo afectaría la economía en 2023?

R.: De por sí el petróleo venezolano ya se vende con un descuento considerable en el mercado internacional, pero si tenemos un proceso de negociación con resultados positivos para el país, como puede ocurrir con la mesa de dialogo en México, y se comienza con una flexibilización de las sanciones, que lleven al otorgamiento nuevamente de licencias a empresas americanas, se puede reactivar un dinamismo, que por más que baje el consumo y el precio del barril de petróleo, permitiría que ingrese una cantidad de dinero de manera formal, compensado así la situación, hecho que a su vez le haría posible al gobierno un aumento de gastos y mantener intervenido el mercado cambiario.

Publicado por primera vez el 04 de noviembre de 2022 en Diario La Nación del Táchira, Venezuela

Comparte este artículo:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *