Crítica de Women Talking (Ellas Hablan)

Women Talking resulta polémica, tiene elementos que la califican como tal. Nominada al Oscar como Mejor Película y Mejor Guion Adaptado

Directora y guionista: Sarah Polley.
Estreno: Festival de Cine de Telluride.
Año: 2022.
País: Estados Unidos.
Distribuidor: United Artists Releasing.
Compañías de producción: Hear/Say Productions, Plan B, Orion Pictures.
Productores: Dede Gardner, Jeremy Kleiner, Frances McDormand.
Reparto: Rooney Mara , Claire Foy , Jessie Buckley , Judith Ivey, Ben Whishaw, Frances McDormand , Sheila McCarthy.
Duración: 1 hora 44 minutos.

Calificación 3.5/5

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«What follows is an act of female imagination»

«Lo que sigue es un acto de imaginación femenina»

Con este mensaje la directora nos introduce a su obra «Women Talking» en español «Ellas hablan». Sarah Polley nos entrega una adaptación de la exitosa novela homónima de Miriam Toews, que se basa en un hecho real sobre los abusos cometidos a las mujeres de una comunidad menonita aislada en Bolivia.

La cinta se centra en el despertar de estas mujeres y en el debate que se genera ante los actos cometidos y la falta de acción por parte de sus lideres religiosos.

En esta película se abordan temas sumamente delicados: la fe, la justicia y la vulnerabilidad, a través de las voces manipuladas que deciden tomar las riendas de su futuro. Si bien hablar sobre la represión patriarcal puede parecer para algunos, algo exagerado o pasado de moda, para otros es un tema que debe seguir debatiéndose en la actualidad.

La historia nos ubica en el año 2010 en una comunidad menonita, donde por años las mujeres han sido drogadas y abusadas sexualmente mientras duermen por varios hombres de la comunidad. Maltratadas y desconcertadas descubren que esto no ha sido obra de un «fantasma» y que efectivamente han sido hombres los responsables, las mujeres se reúnen para debatir y tomar una difícil decisión: hacer nada, quedarse y pelear, o marcharse y desprenderse de todo aquello que consideran su hogar.

La película esta rodada en un formato panorámico, Luc Montpellier utiliza una paleta de colores desaturados con tonalidades sepia, el azul toma fuerza en los momentos de calma. Su excelente fotografía y el vestuario de Quita Alfred nos trasladan al siglo XIX, a pesar de que los hechos transcurren en una época moderna. Parece que estamos viendo una fotografía antigua.

Aparentemente nos quieren mostrar que en este lugar el tiempo se detuvo.  Las habilidades de Sarah Polley para manejar un grupo grande de personajes sin restarles importancia o protagonismo a ninguno, es de lo mejor de la película, en ningún momento te pierdes con las subtramas y estas en sí, resultan conmovedoras e importantes.

Este drama por momentos funciona de manera teatral. Nos encontramos en un escenario en donde van entrando personajes uno tras otro dando su punto de vista, la cámara retrata en primer plano los rostros de las protagonistas, en un intento de mostrarnos la impotencia y las emociones que han reprimido durante años. Somos testigos de las discusiones, debates y difíciles decisiones que deben tomar estas mujeres, ante el hecho de haber sido abusadas por aquellos que debían protegerlas.

«Estas mujeres estaban en el proceso de separar la religión y la fe, y separar su existencia de lo que sabían que era su fe y su realidad, esta película trata de separar esas dos cosas y ayudar a las mujeres a comprender que hay una diferencia y que su fe ha sido manipulada y utilizada en su contra…«

Claire Foy en Academy Conversations.

El elenco principal carga con toda la película, sin duda alguna, no imagino a otras actrices encarnando estos personajes. La interpretación de Claire Foy y Jessie Buckley son increíbles, Rooney Mara realmente se metió en la piel del personaje, Ben Whishaw como único hombre en el elenco principal es un acierto, dentro de la estética que maneja la cinta, transmite dulzura, serenidad, protección, con una sencillez sublime.

En ningún momento nos enseñan de forma gráfica los abusos cometidos, pero sí vemos los efectos postraumático que incomodan al momento de las revelaciones e inevitablemente empatía hacia los personajes.

Las actrices jóvenes son impresionantes, Michelle McLeod tiene unas escenas que te impactan con la crudeza y la madurez que maneja la actriz durante toda la película, Shayla Brown solo con expresiones y pocos diálogos nos enseña el trauma de su personaje, de su entorno familiar, más allá de lo que vemos en pantalla. Las niñas entienden lo que sucede y las mujeres saben que cualquier decisión debe ser tomada para protegerlas, pero también entienden que los niños son una parte indispensable, si deciden quedarse, pues son ellos los que marcarán el futuro de la comunidad.

La interacción entre distintas generaciones es fascinante, nos encontramos con una parte del elenco que comienza su carrera, una ya establecida, y otra que abre paso a estas nuevas y talentosas estrellas. Sin embargo debo resaltar que se siente un poco extraño que veamos a mujeres que viven aisladas y que han sido privadas de cualquier enseñanza, generar ideas y pensamientos tan profundos, por momentos es algo que te saca de la película.

Hay escenas en las que, a pesar de que las vemos con vestuarios rústicos, no puedes evitar ver la parte sofisticada de la actriz, no logras verla como lo que es el personaje, o lo que debería ser, una mujer indocta que actúa por instinto.

El elenco es lo que hace que esta película sea llamativa, el mensaje es claro, pero por momentos se diluye con temas anticuados que hemos visto millones de veces. Las carencias de la película en su mayoría son opacadas por al talento y rango interpretativo de las actrices, sin ellas esta cinta cinematográfica no tendría el reconocimiento que tiene ahora.

En el NYFF (Festival de Cine de Nueva York) Rooney Mara mencionó que solo tuvieron una semana de ensayo antes de iniciar el rodaje. A pesar de que los actores maniobraron bien esta situación, este destiempo sí influyó en el resultado final.

La falta de presupuesto en el proyecto es notable, pero Sarah Polley logra equilibrar las carencias y las limitaciones de una manera equitativa.

Esta es una obra cinematográfica que tienes que ver y juzgar por tu propia cuenta.

Andrea Miranda

¡Hola! Soy una ingeniero en Diseño Industrial de Venezuela, con una gran pasión por el cine y diversos temas sociales contemporáneos. Escribo para La Ventana Rota.