Ninguno de los presidentes del siglo XX en Venezuela fue tan supremamente contradictorio como lo fue Carlos Andrés

Por Francisco Pérez Alviárez – Twitter / Instagram: @fperezalviarez 

En octubre de 2022 se cumplió un siglo del nacimiento de Carlos Andrés Pérez, y dadas las circunstancias actuales por las que pasa el país, todavía algunos recuerdan con nostalgia ciertos aspectos de su época, es totalmente válido en un escenario inédito en la historia venezolana donde estamos a niveles críticos.

Ninguno de los presidentes del siglo XX en Venezuela fue tan supremamente contradictorio como lo fue Carlos Andrés, el salto que dio de su primer gobierno al segundo en términos de su política económica sorprende, pero causa aún más sorpresa por quienes son los que actualmente impulsan su nombre y su memoria, los mismos que hicieron hasta lo imposible para bajarlo de Miraflores y meterlo preso, su propio partido, Acción Democrática, por supuesto, con la venia y apoyo de Copei.

A Pérez curiosamente su ex partido -porque lo suspendieron en mayo de 1994 y lo botaron posteriormente- lo fue usando como una especie de ficha y estandarte para hacer anclaje histórico con sus militantes dispersos, en una Venezuela donde los partidos valen lo que vale un buen cheque y una memoria de corto plazo, lo importante es que en la política del país nadie aguanta archivo, incluso el mismo Pérez.

A este presidente le pasaron cosas inéditas en el ejercicio del poder, las contradicciones del apoyo popular, mediático y político en el momento en que peor lo hizo, su primer gobierno, donde los niveles de endeudamiento superaron por miles de millones a las entradas de dinero por concepto de petróleo, una oportunidad donde lo aplaudieron hasta más no poder por aquello del “Ta’ barato, dame dos”, un concepto que los venezolanos no comprendieron en su realidad más básica: Una tarjeta de crédito raspada hasta el fondo, que alguien, en algún momento tenía que pagar. 

Por el contrario, su segundo gobierno, más parco en el gasto, tratando de emular a los Chicago Boys de Pinochet, se le recuerda como el peor, incluso se considera al “Gran Viraje” de los años 90 como el principal error político y económico de Carlos Andrés, cuando era todo lo contrario, un acto de contrición respecto al Pérez de los 70, que fue un derrochador irresponsable con el planteamiento utópico de “La Gran Venezuela”, un mamotreto burocrático estatal que jamás se interesó en diversificar, primero la esencia de la economía venezolana, y segundo quitarse de las manos la papa caliente del petróleo que resulta en una riqueza transitoria que tarde o temprano termina quemando y destrozando a los países con gobiernos bananeros. 

El Pérez de los 90 es un actor totalmente contrario al Pérez de los 70, incluso él mismo en una entrevista con Oscar Yanez en 1999 dice lo siguiente: “Nosotros no construimos un sentido, una política económica para una Venezuela moderna, ni Rómulo Betancourt, ni Rafael Caldera, ni Carlos Andrés Pérez, ni Raúl Leoni. Nosotros permitimos que el paternalismo siguiera siendo la base de la política económica del país, ese fue el error fundamental que nos tenía que estallar en cualquier momento”. Y les estalló.

No sólo llama la atención la percepción que tiene el venezolano sobre lo que es la prosperidad de un país, algo que proviene de su ignorancia financiera, y su profunda hambre de paternalismo extremo, sino también resalta en cómo la democracia -entendida a la venezolana- aplica la división de poderes a conveniencia cuando se acaban los negocios, no es entonces una sorpresa que Hugo Chávez encontrara todos los engranajes y palancas listas y en su sitio para ser usadas a discreción, dentro de un sistema que había creado un monstruo dentro de las instituciones públicas, siendo Pérez una víctima de su propia medicina. 

¿SIN GUISO? PAL’ JUICIO

El segundo gobierno de CAP con sus ministros sin filiación partidista y la descentralización del voto regional fue demasiada patada para los partidos tradicionales y su entendimiento de la democracia, era absolutamente todo lo contrario al Carlos Andrés de los 70 que había cometido la barbarie de nacionalizar la industria petrolera pagando millonadas incalculables, cuando tan solo faltaban ocho años para que volviera a manos del Estado sin pagar un centavo, según la Ley de Hidrocarburos de 1943 que había brindado una concesión a los inversionistas privados hasta el año 1983. 

El juicio y conjura a Pérez demuestra la tesis de la división de poderes a conveniencia, pues si bien el procedimiento que se le siguió fue lícito, pudieron haberlo juzgado muchísimo antes por crímenes similares, pero solo lo hicieron cuando sus condiciones como presidente, sus decisiones y proyectos no representaban el interés de los partidos y una camarilla del status quo que permanece a la sombra del trono caraqueño. ¿Cómo no iba a llegar Hugo Chávez a aglomerar semejante cantidad de poder con unas instituciones con esos engranajes y palancas listas? 

Esta es la muestra de que en Venezuela nada cae en paracaídas, nada pasa por casualidad, por lo que las condiciones para que Hugo Chávez llegara como un nuevo José Tomás Boves a levantar las legiones infernales estaba cocida en la olla y lista para servir, y aunque Carlos Andrés como personaje histórico y como presidente no sea santo de mi devoción, le reconozco la capacidad de su mea culpa sobre el desastre que habían causado y el caldo de cultivo para nuestra realidad actual, pues con las costumbres políticas que habían sembrado en la población y la perversión del entendimiento sobre la política, la democracia y el poder, detener la llegada de Chávez era como detener un tren con las manos. 

El sistema está mal desde su origen, sus pecados originales y los actores a los que la historia les rinde pleitesía. Con Carlos Andrés Pérez se observa un caso atípico en los acostumbrados saltos de talanquera del país, porque ese salto sugirió el inicio de un plan para aplicar quimioterapia a los cánceres del país, el tema es que mataron a Pérez antes de que los matara a ellos. 

Artículo publicado por primera vez el 13 de julio de 2023 en Diario La Nación del Táchira, Venezuela

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