Para el experto, Marcos Antonio Capote, Venezuela atraviesa por un efecto rebote tras experimentar un 80 % de contracción de su PIB.

Por Diego Mendoza

En un año de contrastes en términos económicos, varios indicadores sirven para hacer un examen de la situación que vivió Venezuela durante el 2022, y trazar algunas proyecciones de lo que será este 2023.

Focos primordiales como el proceso informal de dolarización de la economía, las medidas tomadas por el Estado para procurar su reversión, el sistema de tipo de cambio implementado por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el aumento sostenido de la presión fiscal, son algunos de los puntos que marcaron el año recién finalizado.

Al momento, el 2023 inicia sin rumores de cambios importantes que puedan transformar la dinámica de una economía que se recupera en el foso donde quedó tras ocho años de contracción.

En función de hacer un balance de lo que fue el 2022 en materia económica, y para intentar detectar los desafíos de este 2023, Diario La Nación conversó con Marcos Antonio Capote, quien es administrador egresado de la Universidad Central de Venezuela y funge como consultor de empresas a través de la firma Somos Omnis.

Con un año 2022 cuyo crecimiento cerró en torno a 7,2 %, según datos del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello; donde hubo una reducción de la pobreza cercana a 15 puntos porcentuales con respecto al 2021, según la última Encovi; con un aumento en el último trimestre del año de 6,8 % en la utilización de la capacidad instalada de la manufactura nacional, con fuente en Conindustria. Y donde al mismo tiempo, la inflación anual superó el 300 %, en datos del Observatorio Venezolano de Finanzas, y el dólar oficial presentado por el Banco Central de Venezuela finalizó el año por encima de los 17 Bs.

– ¿Qué calificación en materia económica merece el 2022?

– Yo diría que el 2022 fue un año, en general, positivo. Sin duda el país llegó a un año de inflexión, donde invirtió esa tendencia que tuvimos durante más o menos ocho años continuos desde 2013, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) cayó alrededor del 80 %. Una vez parados en este punto, con una economía tan reducida, el 2022 finalmente trajo consigo un efecto rebote.

En conclusión, se revertió la tendencia que se venía registrando de una caída sostenida. Pero hay que tener en cuenta también, que este efecto rebote se concentró en el primer semestre de 2022, con mucho mayor foco en los tres meses de inicio de año.

Las causas que pueden ayudar a explicar este fenómeno se hallan en una eliminación, al menos empírica, de los controles de precio, una flexibilización del control cambiario, y la dolarización de facto de la economía. También influyó la excepción de aranceles a diversos productos, e incluso algunas privatizaciones y devoluciones, no del todo formales y completas, de empresas que habían sido expropiadas por el Estado. Y por supuesto, el pleno levantamiento de las restricciones por la pandemia.

Pero ese crecimiento aparentemente sólido del primer trimestre, se fue ralentizando. Las razones para entrar en este cambio de tendencia tan rápido dentro de un mismo año pueden deberse a que los pasos mencionados que hicieron posible el rebote, no fueron en realidad parte de un conjunto de cambios estructurales que generaran confianza.

Luego, hay que tener presente que se tomaron decisiones un poco desacertadas de parte del Gobierno, como fue sobre todo la implementación del Impuesto a las grandes transacciones financieras (IGTF) y la orden del BCV de suspender las transferencias bancarias en divisas a cuentas de terceros de un mismo banco. Estos factores contribuyeron en frenar el ritmo de recuperación.

Pero, sumado a esto, también hubo una agresividad fiscal a todos los niveles de la administración pública. Esto dejó en evidencia que falta mucha conciencia en torno al papel que juega la empresa privada en la economía nacional. Si se ataca a la empresa con un mayor peso impositivo, se termina por perjudicar al ciudadano, tanto en su faceta de empleado como de consumidor.

Tomando en cuenta este último punto que usted menciona, según datos oficiales, la recaudación fiscal se duplicó en 2022, respecto al año anterior. Además, el Gobierno logró casi triplicar los ingresos del sector petrolero pese a mantener una producción diaria que no logra superar el techo de los 700 mil barriles. Estos dos elementos le dieron el oxígeno necesario para empezar a dejar atrás una política de austeridad, aumentando nuevamente el gasto público. Por consiguiente:

– ¿Cómo interpretar esta situación?

– Esto ha sido posible precisamente porque el sector privado, pese a todas las dificultades, ha logrado ir creciendo muy de a poco, lo que permite elevar la recaudación. Pero, como lo indican los datos, y aquí lo complejo y preocupante de la situación, el ritmo de crecimiento económico es bastante inferior al de la recaudación fiscal; por ende, esto se traduce en más presión para las empresas y para el ciudadano, que ven encarecer su funcionamiento y consumo, respectivamente.

Y a su vez, el ingreso petrolero fue importantísimo. El año para este sector empezó con buen pie, que vio mejorar los niveles de producción y hasta cierto punto los precios a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania. Pero este último factor también terminó trayendo desventajas porque el crudo ruso fue sancionado, debiendo ahora competir en descuento con el venezolano para ser vendido en el mercado asiático, donde Rusia posee mayores ventajas.

– Si el Gobierno ha tenido que vender el petróleo a descuentos considerables, y si el dinero obtenido por este negocio es el que le permite en gran medida intervenir el mercado cambiario, ¿qué tan viable se hace el mantenimiento del sistema de cambio que implementa el BCV?

– Ciertamente la caída de los ingresos petroleros le ha complicado su política para intentar controlar la subida del tipo de cambio. Pero además es importante saber que otro factor que le ha venido en contra al Gobierno, son las sanciones a Rusia dentro del sistema de banca global, porque tengo entendido que es a través de la banca rusa que el Gobierno mueve parte del dinero obtenido por la venta de petróleo.

De manera que el actual sistema de cambio, tildado desde un principio por distinguidos economistas de insostenible, debería ser cambiado, porque el mismo precio actual del dólar demuestra su colapso.

– Ahora bien, ante este panorama económico interno y agregando los recientes anuncios del Fondo Monetario Internacional donde advierte que un tercio de la economía global puede entrar en recesión este 2023, ¿cuáles son los principales desafíos que debe enfrentar el sector empresarial venezolano y cómo blindarse ante ellos?

 Creo que de cara a un año que económicamente se muestra bastante complicado, las empresas deben colocar el foco en el tema precio. Este sigue siendo un país donde es principal driver de decisión, sobre todo en torno a productos y servicios masivos. El precio es determinante al momento de tomar decisiones.

Hay que tener presente que, dentro del actual contexto, con cifras tan elevadas de pobreza, la gente no va a ser fiel a una marca, muchas veces ni siquiera a la calidad del bien o servicio que se está buscando. Por lo tanto, las empresas deben este año centrarse en ser competitivas en cuanto a precios; una vez alcanzado esto, examinar si además se puede ir mejorando en calidad, que sería lo más adecuado.

El precio va inexorablemente relacionado a la estructura de costos y gastos. Es fundamental que las empresas sepan cuánto cuesta cada uno de sus productos, porque basados en esto se puede jugar con los márgenes de ganancia, pudiendo sacar ventaja a la competencia al ofrecer un precio menor.

Otro punto relevante es el financiamiento. Las empresas que tengan acceso al mismo, que ahora es tan reducido, tendrán más capacidad de inversión. Pero para poder echar mano a préstamos con mejores tasas de interés, se hace necesario que la empresa sea formal, que sus estados financieros estén al día, con números reales, verificables, sobre todo expresados en dólares para evitar las distorsiones. Y con proyecciones y flujos de caja elaborados correctamente.

De manera que, al mostrar esta robustez a la banca, o a cualquier alternativa de financiamiento que surja, la empresa tenga la gran ventaja de poder apalancarse.

Publicado por primera vez el 09 de enero de 2023 en Diario la Nación del Táchira, Venezuela

Entrevista en La Ventana Rota pódcast:

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